SOBRE MI

De pequeña mis primeros intentos en el mundo del arte fueron como los de la mayoría de los niños haciendo dibujitos con lápices de colores, ceras… Recuerdo sentirme frustrada muy pronto, no sé si por mi crítico interior o exterior pero incluso antes de mi etapa escolar ya había decidido tristemente no volver a pintar.  

En cambio, seguí disfrutando, sin presiones,  de una especie de “arte efímero” de mi invención en el que mezclaba todo tipo de materiales como chicles masticados, hojas de plantas, ramitas, pequeños insectos muertos, piedrecitas, conchas y cristales pulidos de las calas cercanas a mi casa, tierra mezclada con agua, pegamento,  trocitos de telas y todo lo que llamaba mi atención, supongo que mi intención era el de crear algo nuevo con el consiguiente horror de mi madre cuando descubría todos aquellos “tesoros” mezclados con mis juguetes.

En aquel entonces era todo así, muy autodidacta e intuitivo y los padres de entonces no estaban especialmente interesados en fomentar el talento artístico de los hijos y aunque lo estuvieran tampoco podían hacer mucho, las clases extraescolares, los talleres para niños y los vídeos de youtube todavía no habían llegado.

Después durante la adolescencia me encantaba hacer todo tipo de proyectos DIY, aunque entonces yo no sabía lo que era eso, me hacía bolsos cosiendo diferentes telas y croché y otras prendas sencillas, pero tenían que ser proyectos rápidos. En realidad, lo que me gustaba era la parte creativa de los proyectos, pero me faltaba paciencia para los acabados.

Lo cierto es que siempre me sentí atraída por las técnicas artísticas y artesanas a la vez que siempre he tenido la cabeza llena de pájaros como se suele decir y después de muchos vaivenes del destino, de trabajos que nadan tienen que ver y de vivir en sitios muy diferentes, al final no sé muy bien cómo, siempre ocurrían coincidencias que me reconducía de alguna manera hacia la cerámica.

Una de estas misteriosas coincidencias fue un curso para desempleados en un Taller de cerámica que había dos portales más abajo del mío, justo cuando me quedé al paro. Cuando estaba acabando el curso, cae en mi mano un anuncio de una venta de un horno y de más enseres de un Taller de Cerámica que estaban desmantelando en Asturias, sitio donde había estado buscando una casa para comprar. Al final la compra del horno no cuajó, pero lo que si cuajó fue la decisión de montar un taller. Les había comentado a los profes del curso lo del anuncio y lejos de desanimarme como yo pensaba que harían, se mostraron entusiasmados y se ofrecieron para apoyarme en lo que necesitara. Así que la suerte estaba echada.

Finalmente, unos meses después compré un horno, compré una casa y nos mudamos toda la familia con un niño de siete años a la aventura total, sin pensar mucho nada y bueno, hubo todo tipo de dificultades, pero con veintitantos años y toneladas de entusiasmo, todo se supera. Tuve que aprender casi todo empezando por las cocciones en el horno de gas de segunda mano que parecía no querer subir de temperatura y que tardamos bastante en ponerlo a funcionar. A partir de ahí las cosas empezaron a rodar con altibajos en lo que respecta a la marcha del taller.

Yo era consciente de que me faltaba mucha formación tanto en la cerámica en particular como en el campo artístico en general, algo que estaba a punto de cambiar y que de nuevo el destino me iba a servir en bandeja.

Nueva mudanza esta vez a las islas a dos mil kilómetros de distancia, buscando una oportunidad laboral en otro campo completamente diferente. El tema no prosperó, pero decidimos quedarnos un tiempo y ver que podíamos hacer. Mientras cuidaba de mi segunda hija que tenía 12 meses por aquel entonces, se cruzó en mi camino la anhelada y temida Escuela de Arte y esta vez no la iba a dejar escapar. Encadené un curso con otro hasta completar los tres ciclos que allí impartían sobre cerámica en total seis años de aprendizaje feliz.

Después, vuelta de nuevo a Asturias, construcción por fin del nuevo taller para intentarlo de nuevo pero esta vez con una nueva herramienta que podría ser poderosa, la venta por internet a parte de seguir evolucionando y buscando un estilo definido.

Me gustaría decir que toda esa terquedad del destino y de mi misma en seguir este camino ha comenzado a dar sus frutos y los éxitos empiezan a sucederse uno detrás de otro, es verdad que el aprendizaje sobre muchos campos de todos estos años ha sido sin duda positivo, pero también es verdad que necesito que sean también productivos en buena medida.

Hasta aquí mi particular Curriculum Vitae que como has podido leer si has llegado hasta aquí no incluye un palmarés de premios y exposiciones importantes, solo años de aprendizaje, duro trabajo y pruebas interminables para conseguir mejorar en cada pieza y crecer en cada hornada.